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Soluciones para el cuidado de la DIABETES

Resistencia a la insulina

Resistencia a la insulina

Resistencia a la insulina

La glucosa, la insulina y tu cuerpo.

Cuando comes, tu cuerpo absorbe la glucosa de los alimentos en el intestino delgado y viaja por tu torrente sanguíneo hacia las células para proporcionarles energía. Para que la glucosa entre a las células necesita de la insulina, que además de ser el medicamento que usa la gente que padece diabetes, también es la hormona que crea el organismo y permite que la glucosa (azúcar en la sangre) entre a las células para proveerlas de energía, es decir, es la llave que abre la célula en este proceso. Cuando llega la insulina envía una señal a la célula que activa los transportadores de glucosa, los cuales la mueven atravesando las paredes de las células y al ingresar se metaboliza para producir energía.

Deficiencia de insulina

La insulina se produce en el páncreas y administra la cantidad correcta para llevar la glucosa dentro de las células. En personas con diabetes tipo 2, el páncreas no puede trabajar completamente y es posible que produzca cada vez menos y menos insulina. Si esto pasa, no hay suficiente en el torrente sanguíneo para abrir las células, y con las células cerradas la glucosa no puede ser llevada donde se necesita para generar energía.

Resistencia a la insulina

Antes del debut en diabetes, hay una serie de factores que indican un mal funcionamiento de la insulina, y que pueden ser una señal para prevenir y evitar el diagnóstico. La insulina es producida por el páncreas y se encarga de hacer llegar la glucosa a las células del organismo para que ésta se convierta en energía. Si se genera una resistencia a la insulina, la glucosa empieza a circular por la sangre y puede acabar apareciendo la diabetes. Por eso, cuando los niveles de azúcar en sangre son elevados, deben empezar a tomarse precauciones.

Acudir a las consultas médicas es imprescindible para saber los pasos que hay que dar según la condición de cada uno, y para conocer cómo se está generando la insulina y cómo está funcionando. Por otro lado, evitar el exceso de peso es un factor clave para reducir el riesgo de diabetes, ya que el sobrepeso y esta patología están estrechamente relacionados. Esto conlleva, por supuesto, llevar un estilo de vida saludable, con una alimentación equilibrada y variada, que resulte apetecible e incite a consumir los mejores nutrientes, como aquellos platos ricos en fibra y ácidos grasos, y evitar las grasas trans y saturadas.

¿Cuál es la causa de la resistencia a la insulina?

La causa de la resistencia a la insulina es una pregunta difícil de responder porque no se ha podido identificar una única raíz o causa, sabemos que es una interacción de una predisposición genética con factores ambientales o hábitos de vida, mala alimentación y falta de ejercicio que permiten que la resistencia a la insulina o la predisposición genética prosperen. Y el factor modificable que se ha relacionado íntimamente con la resistencia a la insulina es la obesidad.

La resistencia a la insulina no suele causar síntomas hasta que la persona desarrolla diabetes

Por ejemplo, alguien que está aumentando de peso no puede decir: ‘Bueno, estoy aumentando de peso porque soy resistente a la insulina no está aumentando de peso en paralelo al desarrollo de la resistencia a la insulina, ocurren juntos y es un círculo vicioso. Cuanto más peso se aumenta, más resistencia a la insulina se tiene. Y cuanta más resistencia a la insulina se tenga y más altos sean los niveles de insulina, más peso se aumentará.

¿Cuánto tiempo suele tardar en desarrollarse la resistencia a la insulina?

Eso dependería mucho de cada persona, de cada vida, de cada historia, de cada estilo de vida, de cada antecedente genético es una pregunta difícil de responder. Pero es algo que suele ocurrir a lo largo de muchos años.

¿Cómo se puede saber si se es resistente a la insulina?

No hay una sola prueba que diagnostique esta condición. Pero hacerse los análisis de sangre rutinarios con su médico de cabecera es crucial en el proceso de llegar a un diagnóstico. Si tiene niveles altos de azúcar en la sangre, triglicéridos elevados, colesterol LDL (“malo”) alto y colesterol HDL (“bueno”) bajo, su médico puede determinar que tiene resistencia a la insulina. Y si tiene sobrepeso u obesidad, el riesgo de resistencia a la insulina aumenta considerablemente.

Así que, cuanto más usted aumente de peso, más resistente a la insulina se vuelve y, por lo tanto, más altos serán los niveles de insulina que va a tener, lo que va a promover una mayor deposición de grasa y así sucesivamente va a ser mucho más difícil revertirlo cuanto más tarde se detecte.

Además, practicar ejercicio para dejar a un lado la vida sedentaria es otro punto clave para evitar el aumento de peso, y para mejorar el funcionamiento de la insulina y, en general, de todos los órganos vitales, siempre realizando sesiones adaptadas al estado físico y capacidad que se tenga en ese momento.

Estas recomendaciones no solo contribuirán a reducir el riesgo de tener sobrepeso y diabetes, sino también a mejorar la calidad de vida de todas aquellas personas que las lleven a cabo.

Los efectos de la diabetes

Cuando la glucosa no puede entrar a la célula porque no hay suficiente insulina o porque el cuerpo es el que se resiste, empieza a aumentar en el torrente sanguíneo y toda esa energía es desperdiciada. La glucosa excesiva en la sangre viaja a todo el organismo y a largo plazo daña las arterias y órganos como el corazón, los riñones, los ojos y los nervios.

En algunos pacientes con diabetes tipo 2, las células han desarrollado resistencia a la insulina y aunque haya suficiente en el torrente sanguíneo, no responden adecuadamente a su presencia, impidiendo que se abran para que la glucosa entre. En consecuencia, se necesita más insulina para que la célula pueda absorber la glucosa, siendo más difícil para las células obtener la energía que necesitan.

Si padeces diabetes, no olvides siempre consultar a tu médico para el debido tratamiento y evitar la aparición de complicaciones.

La diabetes no tiene cura, ¡pero se puede prevenir y controlar!

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